El ecosistema emprendedor en Bizkaia se enfrenta a un desafío crucial: trascender su actividad en inversión y exits (salidas de capital) para convertirse en un polo de atracción para talento y capital. Mientras Silicon Valley consolida su liderazgo global con cifras como 72,6 mil millones de dólares en inversión y 611 empresas emergentes que han alcanzado 1.000 millones de valoración (se las denomina unicornios), Bizkaia registra 9,3 millones de inversión en startups tecnológicas y una tímida actividad en salidas empresariales. Ante este reto, cabe preguntarse qué podemos hacer para cambiar la narrativa y posicionarnos como un verdadero núcle
Los fundamentos de la fabricación aditiva se desarrollaron a finales de los años 80 con la invención de la estereolitografía en EE.UU. En la década de los 90 se establecieron las primeras empresas que comenzaron a desarrollar impresoras 3D. Eran máquinas lentas, pero capaces de fabricar geometrías de piezas hasta ese momento impensables. Durante mucho tiempo se emplearon para la fabricación de prototipos. Más adelante, llegaron las primeras impresoras industriales, con capacidades mejoradas, con las que ingenieros visionarios comenzaron a fabricar objetos funcionales y, poco a poco, la impresión 3D empezó a despegar como tecnología industrial