En Mondragon Unibertsitatea afrontamos de continuo un ejercicio de adaptación a nuestro entorno, a las necesidades de las empresas y de la sociedad desde una forma muy concreta de entender la universidad y el compromiso con este país. Las universidades tenemos el deber de innovar para trasladar el conocimiento a la sociedad y contribuir así en la mejora del estado de bienestar de la misma en sus múltiples facetas. Las universidades tienen que vivir engarzadas, incardinadas con el pulso de la sociedad, contribuyendo activamente, incluso, a marcar el ritmo más idóneo de ese pulso. Desde nuestro punto de vista no es asumible que la universid
Impulsar y favorecer la innovación quiere decir reforzar y premiar las actividades y procesos nuevos y bien hechos que generan valor en las organizaciones. Más allá de conocimientos científicos y tecnológicos, que también, nos enfrentamos al fomento de mentalidades innovadoras que, desde sus actitudes y opciones vitales personales, buscan cambiar y mejorar continuamente. Uno de los principales frenos a la innovación es la corrupción. La corrupción no es algo que tiene unas connotaciones negativas solo desde el punto de vista de la ética (hacer lo que no debes hacer, apropiarte de bienes y privilegios que no te corresponden, abusar de tu pos