Es evidente que vivimos en una continua aceleración evolutiva impulsada, básicamente, por el hecho de que somos seres que aprenden y construyen sobre lo que otros nos transmitieron. Esto responde a nuestra naturaleza de permanente insatisfacción y deseo de mejora. Si a esta circunstancia, motor de realización personal y colectiva, le añadimos el crecimiento demográfico y la limitación de recursos de nuestro planeta, nos encontramos con una ecuación en la que las soluciones son necesariamente novedosas y no solo en lo tecnológico, sino también y sobre todo en lo social. Avanzamos hacia una sociedad en la que lo industrial pasará a tener do
Tras años de discusiones sobre la rentabilidad o no de invertir en ciencia parece que a día de hoy somos conscientes de que hay una relación directa entre el bienestar de un país y su inversión en investigación. Los conceptos de I+D+i son difíciles de definir con precisión. Una forma útil de acotar los diferentes términos del acrónimo sería la siguiente: mediante la investigación se transforman recursos económicos en conocimiento nuevo; mediante el desarrollo y la innovación este conocimiento nuevo se transforma a su vez en riqueza. La potencia de este ciclo virtuoso entre recursos y conocimiento consiste en que los beneficios generados al