Más allá de definiciones académicas, solemos catalogar como innovación las nuevas formas de generar valor. Esto es, si no aporta valor a los grupos de interés (creatividad no aplicada, invención) y si no es diferente o novedoso (copia, réplica), no lo consideramos innovación. Introduzco este matiz porque, al hablar de acelerar la innovación, me he encontrado con posturas contrarias por asimilar la rapidez con la idea de ‘hacer peor, sin la rigurosidad requerida’ y por ‘poner en riesgo el éxito’ de la innovación. Quiero dejar de lado este debate y para ello propongo contemplar el valor como requisito para la innovación: una innovación es, p
Es posible que sobre este tema se haya hablado ya mucho pero, en estos momentos en que, por un lado nos dicen que salimos de la crisis y por otro, que todavía falta recorrido para la recuperación; en estos momentos en que todavía muchas empresas viven cierta incertidumbre, me parece importante reflexionar sobre cómo toda esta crisis va a cambiar a las organizaciones en las formas de liderar, pensar, hacer, colaborar y, en definitiva, de gestionarnos. Con esto quiero llegar a un tema que, para Lantegi Batuak, es crítico en cualquier organización que asuma la Innovación dentro de su estrategia, y no es otro que el papel de las personas. Como