La San Juan vuelve al mar, emblema del legado marítimo vasco

La botadura del casco ha marcado el cierre de la fase en tierra y el inicio de la fase de construcción en el agua, que se desarrollará íntegramente en la zona portuaria de la bahía de Pasaia, con el objetivo de convertir al San Juan en un barco plenamente navegable. Foto: Irekia

El lehendakari Imanol Pradales presidió en Pasaia la botadura de la nao San Juan, réplica exacta del ballenero vasco del siglo XVI, culminando once años de trabajo artesanal y científico liderado por Albaola. El proyecto, que reaviva oficios tradicionales y conocimientos náuticos renacentistas, busca convertir la embarcación en un barco plenamente navegable y, posteriormente, en un museo flotante. Durante el tiempo que se ha tardado en construir, más de 340.000 personas han visitado el astillero. Una vez concluida, la nao San Juan viajará a Canadá, repitiendo la travesía original de hace casi 500 años.

La Bahía de Pasaia fue testigo el pasado 7 de noviembre de un momento histórico: la botadura de la nao San Juan, una réplica exacta del legendario ballenero vasco del siglo XVI. El acto, celebrado en Albaola Itsas Kultur Faktoria, contó con la presencia del lehendakari Imanol Pradales, quien subrayó el profundo significado simbólico y cultural del proyecto. “Esta nao simboliza lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos seguir siendo”, afirmó, destacando valores como la excelencia, la valentía y la apertura al mundo.

El lehendakari, Imanol Pradales, junto al resto de representantes institucionales.

La botadura pone fin a 11 años de trabajo minucioso en los talleres de Albaola, donde carpinteros de ribera, herreros, veleros y artesanos han recuperado oficios tradicionales casi desaparecidos. Es el cierre de la fase en tierra y el inicio de la fase de construcción en el agua, que se desarrollará íntegramente en la zona portuaria de la bahía de Pasaia. 
El proyecto, impulsado por la asociación sin ánimo de lucro Albaola y liderado por su presidente, Xabier Agote, combina la construcción naval tradicional con la investigación científica sobre la tecnología marítima del Renacimiento vasco. Durante su ejecución, más de 340.000 personas han visitado el astillero, convirtiéndolo en un espacio vivo de divulgación, aprendizaje y transmisión de conocimiento.
Durante el acto institucional previo a la botadura, Pradales destacó que la San Juan representa “la ambición de Euskadi de seguir jugando la partida en el mundo, de navegar en la nao de la Euskadi global, siendo dueños de nuestro rumbo”. En la ceremonia participaron también la vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística, Ibone Bengoetxea; la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza; el alcalde de Pasaia, Teo Alberro; y representantes de los gobiernos de España y Canadá, además de numerosos colaboradores del proyecto.
Bengoetxea subrayó que la botadura “es mucho más que un acontecimiento simbólico: es el reflejo de un pueblo que sabe unir tradición y modernidad, raíces y futuro”. Por su parte, Mendoza destacó el valor del proyecto como referente internacional de colaboración, innovación y trabajo colectivo: “Más allá de ensamblar un barco, Albaola ha sabido unir a toda una comunidad en torno a su mar y su historia”.

HA PRECISADO REACTIVAR UNA INFRAESTRUCTURA HUMANA Y MATERIAL DE OFICIOS CASI DESAPARECIDOS COMO LA CARPINTERÍA DE RIBERA, LA HERRERÍA LA VELERÍA O LA CORDELERÍA

El presidente de Albaola, Xabier Agote, recordó los inicios del proyecto en 2014, cuando se colocó la quilla de la San Juan en el recién inaugurado astillero-museo. “El reto ha sido inmenso. Hemos rescatado un conocimiento olvidado y lo hemos hecho realidad con las técnicas de hace quinientos años. Lo importante es el legado vivo que deja: una revitalización cultural que devuelve a la sociedad su maritimidad”, señaló.
De la investigación al mar
El proyecto de reconstrucción de la San Juan tiene su origen en un hallazgo arqueológico fundamental. En 1978, el pecio del navío original fue localizado en Red Bay (Labrador, Canadá) gracias a las investigaciones de la historiadora Selma Huxley y al trabajo del arqueólogo Robert Grenier, del Servicio de Arqueología Subacuática de Parks Canada. El estudio y catalogación de miles de piezas permitió conocer con precisión las técnicas constructivas vascas del siglo XVI, convirtiendo al San Juan en una referencia mundial de la arqueología subacuática.
Sobre esa base científica, Albaola emprendió la construcción de la réplica, empleando maderas, herramientas y métodos fieles a los originales. Cada pieza del barco ha sido elaborada a mano, con el mismo rigor que hace cinco siglos. La reconstrucción ha requerido, además, la creación de talleres específicos de carpintería, herrería, velería y cordelería, recuperando oficios tradicionales e integrándolos en un proceso formativo para nuevas generaciones de artesanos.
Ahora, con la botadura del casco, la nao San Juan cierra su fase de construcción en tierra y comienza la de equipamiento y ajustes en el agua, que se desarrollará íntegramente en la bahía de Pasaia. En los próximos meses se instalarán más de cuatro kilómetros de cabos, dos juegos de velas de 600 metros cuadrados cada uno, anclas forjadas, chalupas balleneras y todo el material necesario para convertirla en un navío navegable con total fidelidad histórica.
El objetivo final es doble: por un lado, que la San Juan surque nuevamente el mar, repitiendo la travesía que hace casi 500 años llevó a los balleneros vascos hasta las costas de Canadá; y por otro, que funcione como un barco-museo visitable, abierto al público para mostrar la tecnología naval del siglo XVI y la vida a bordo de aquellos navegantes pioneros.
Patrimonio e identidad 

Más de 340.000 personas visitaron el barco en el astillero.

La nao San Juan se ha convertido ya en un símbolo de la identidad vasca y de su proyección internacional. La recuperación de este navío no solo rescata un capítulo esencial de la historia marítima vasca, sino que también refuerza el vínculo de Euskadi con la innovación, la cooperación y el trabajo en común. En palabras de la diputada general Eider Mendoza, “este proyecto demuestra que la cultura puede ser motor de desarrollo, cohesión y orgullo colectivo”.
La botadura de la San Juan es un hito en la recuperación del patrimonio marítimo y un referente internacional para la divulgación de la historia naval. Reafirma, además, la voluntad de Euskadi de seguir navegando hacia el futuro desde la fuerza de sus raíces.
En Pasaia, entre el olor a madera y brea, el sonido de los martillos y las cuerdas tensas, la nao San Juan ha vuelto al agua. Cinco siglos después de su primera travesía, el barco renace como emblema de un pueblo que mira al mar con la misma determinación con la que sus antepasados surcaron los océanos. 

 

 

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