“Afección del apagón a las empresas vascas”
Aritz Milikua y Gonzalo Abad. Docentes-investigadores de Mondragon Unibertsitatea.
- Aritz Milikua y Gonzalo Abad
- 20-Mayo-2025

Aritz Milikua y Gonzalo Abad (Docentes-investigadores de Mondragon Unibertsitatea)
El pasado 28 de abril se produjo en la península ibérica un evento sin precedentes. Un cero energético o coloquialmente denominado ‘apagón’, del cual todavía se desconocen las causas reales que lo provocaron. Las principales hipótesis incluyen un desequilibrio crítico entre la generación y la demanda eléctrica, que resultó en una pérdida súbita de 15 GW de generación, que produjo una fuerte desviación de la frecuencia en el sistema eléctrico español y que acabó por colapsar completamente el sistema eléctrico.
Lo que sí se conocen son los efectos que ha tenido el apagón en el tejido empresarial vasco. Dicho evento fue una prueba inesperada para poder medir la capacidad de respuesta de empresas e instituciones vascas. Aunque su duración fue limitada, el corte sacó a la luz la fuerte dependencia energética de todos los sectores y la necesidad de mejorar su resiliencia.
En la industria, las empresas que disponían de un sistema auxiliar de respaldo energético, pudieron parar sus procesos productivos de manera controlada, evitando daños en sus productos de manufactura o en la propia maquinaria productiva. Ejemplos de estas empresas podrían ser fundiciones con hornos, empresas de hidrocarburos, empresas con líneas de producción fuertemente automatizadas, etc. Aun así, debido a la limitada autonomía de estos sistemas de respaldo, en general tuvieron que detener su producción por mucho más tiempo que el apagón mismo, ya que, reiniciar los procesos puede requerir días. Por contra, en empresas sin sistemas de respaldo, la interrupción repentina de suministro paralizó líneas de producción, generando pérdidas materiales y productos inservibles.
El impacto se extendió a la construcción, donde solo las obras con generadores electrógenos propios pudieron continuar debido a su autonomía de la red. En otros casos, la dependencia de la red eléctrica obligó a detener obras, e incluso a rescatar operarios atrapados en maquinaria eléctrica como elevadores. Algo parecido ocurrió con los ascensores, presentes en sectores residenciales, comerciales e industriales, los cuales pararon súbitamente y las personas atrapadas tuvieron que ser rescatadas.
Transporte, comercio y servicios también vieron alterada su operativa. Trenes detenidos, pagos imposibles y redes de comunicación limitadas recordaron lo frágiles que pueden ser los sistemas cotidianos. En contraste, el sector sanitario destacó por su preparación, con hospitales que activaron generadores autónomos para mantener la atención. Sin embargo, las limitadas reservas de combustible y la escasez de gasolineras operativas, también estas dependientes de electricidad para funcionar, plantearon nuevos interrogantes logísticos para posibles futuros apagones que puedan durar más tiempo.
Este evento subraya la necesidad urgente de reflexionar sobre si invertir o no en sistemas auxiliares que refuercen la autonomía energética, revisar protocolos de emergencia y apostar por soluciones sostenibles que garanticen continuidad en futuras crisis.