Llevamos ya 14 años muy agitados entre diferentes crisis, pandemias, subida de los costes de electricidad y falta de suministros mientras por otro lado se vislumbra un futuro complejo, donde todo va muy rápido. No se sabe hasta dónde vamos a poder llegar ni cómo vamos a llegar. Y al mismo tiempo estamos viviendo una cuarta revolución industrial (industria 4.0) que además está transcurriendo de forma casi silenciosa porque hay quien ya habla de una quinta revolución industrial.  
Si pensamos en ese futuro complejo y tomamos como aprendizaje todo lo que ha pasado en los últimos años, podemos atisbar que lo que nos viene está lleno de retos, de “problemas retorcidos”. Es decir: son difíciles de explicar, generan interdependencias, no tienen un claro final y requieren colaboración y liderazgo distribuido para poder abordar sus posibles soluciones. 
Dos de estos retos son la transición digital y la transición ecológica. Dos desafíos complejos, transversales y de gran impacto, pero que ofrecen también un mundo de nuevas oportunidades para nuestro tejido empresarial, mayoritariamente conformado por pymes. Y, sobre todo, plantean un nuevo modelo económico con la industria, la tecnología y la innovación como principales palancas para conseguir un desarrollo justo y sostenible, por lo que nos toca sí o sí estar alineados y comprometidos con ambos. Tenemos que ver estas dos transiciones como una oportunidad a la que no podemos renunciar. Son retos con un carácter colectivo que ya llevamos tiempo abordando tanto desde el ámbito público como desde el privado; retos en los que ya hemos conseguido algunas victorias. 
Pero toda transición supone un cambio, un pasar de un lugar a otro, y estos viajes no suelen estar exentos de curvas; por eso es mejor realizarlos bien acompañado. Para no hacer solos este viaje, Euskadi tiene un ecosistema de innovación muy completo que está comprometido y listo para acompañar a nuestras pymes, escuchar sus retos y necesidades ante estas transiciones y ofrecerles diferentes soluciones, a su vez aportadas por distintos agentes del ecosistema, que les ayuden a generar valor e impacto en su negocio e incluso puedan desembocar en nuevos negocios. En este sentido, el Mapa de la Innovación Vasca promovido por Innobasque es una herramienta útil para que cualquier pyme encuentre ese compañero de viaje que aporte las soluciones adecuadas o le señale esa empresa cercana que ya ha superado el mismo reto (o lo está haciendo) y que a través de sus buenas prácticas le muestre el camino.