Se acababa 2021 con algunos datos preocupantes pero optimistas con la recuperación debido a que ya se vislumbraba que se dejaba atrás el Covid-19 y todo lo que ha supuesto en nuestras vidas. Si, parece que fue hace muchos años pero hasta 2022 no ha podido decirse plenamente que habíamos superado el Covid.

Sin embargo, cuando ya se vislumbraba la luz al final del túnel respecto al Covid en febrero se inicio la guerra de Ucrania con, además de las graves causas en las personas que residen allí y que son las más importantes por ser irreparables, que ha traído unas consecuencias en la economía mundial, y en especial la europea, incremento de precios, escasez de materias primas, energía, etc., desconociendo todavía a fin de año la duración de las mismas y los efectos definitivos.

Esta situación, que ha hecho que se enlace una crisis con otra, sin tiempo para coger aire en las empresas, hace que los equipos trabajen ya acostumbrados a una incertidumbre que según parecer ha llegado para quedarse.

En este escenario, y dentro de todas las problemáticas existentes en nuestras microempresas y PYMES resulta de valorar que aún con grandes dificultades desde 2020 las empresas, sin olvidar la disminución sufrida en la mayoría de beneficios y/o márgenes en sus negocios, han sabido sobrevivir y adaptarse a todas estas cuestiones sobrevenidas de un mundo y una economía global, donde las cuestiones que en principio no aparentan consecuencias directas en otra parte del mundo acaban siendo cruciales en nuestros negocios.

Un ejemplo positivo de ello en Euskadi es que la creación de empresas solo fue un 2,6% menos pero a su vez se disolvieron un 3% menos por lo que podemos concretar que más o menos el número de empresas se mantuvo. Otro dato positivo es que la tasa de desempleo se sitúa en el 8,7%, y hay 14.055 afiliados más. Obviamente, aunque son buenos datos dada la situación, hay mucho por hacer ya que es un número elevado de personas en desempleo mientras existen demandas de empleo de nuestras empresas que no somos capaces de cubrir.

También, como ya sucedió con el Covid esta nueva crisis, principalmente reflejada con más fuerza en los precios, y especialmente en la energía ha acelerado las transiciones, digital o energética por ejemplo, planteadas en muchas empresas que se preveían realizar en mayor período de duración al 2022 o en muchos casos a más tardar 2023.

Desde Bultz-lan, como cada año, intentamos contribuir al desarrollo de nuevos negocios y por ende a la creación de empleo por una parte y por otra la consolidación de los negocios que se han apoyado en otros años, y más en esta época incierta que nos está tocando gestionar a las entidades.

En el asesoramiento a la creación nuestra labor es intentar reducir la incertidumbre que supone abrir un nuevo negocio, y en nuestro caso particular, mayor aún puesto que la mayoría de las personas que atendemos emprenden su primera aventura empresarial.

En la consolidación, intentamos apoyar con formación o asesoramiento que requieren sus negocios para que se preparen ya adapten las medidas necesarias para realizar la gestión diaria sin perder de vista innovaciones o adaptaciones tecnológicas, energéticas, etc… que les permita seguir avanzando y haciendo crecer el mismo.

En cuanto a datos, las cifras de creación de 2022 se han reducido respecto a otros años; en general, ha sido una tónica derivada de dos principales razones que son una tasa de desempleo razonablemente que se iba reduciendo, y por lo tanto menos potencial de personas emprendedoras y la incertidumbre económica global. Pero en 2023 seguiremos trabajando para incrementar el número y, especialmente, que los negocios que abran se mantengan en el tiempo.