“¿Debemos ser pesimistas u optimistas sobre nuestra competitividad y bienestar?”
James Wilson, director general de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad
- James Wilson
- 18-Diciembre-2025
James Wilson, director general de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad.
El día después del encuentro anual que organizamos para presentar nuestro Informe de Competitividad del País Vasco, participé en un debate de sidrería en Donostia, organizado por el Foro de Emprendedores y Emprendedoras de ADEGI. El debate estuvo orientado a los impactos del entorno geopolítico en la economía y las empresas guipuzcoanas. La discusión giró muy rápidamente hacia el pesimismo: ¿cómo vamos a competir en este nuevo escenario de globalización en el que las reglas han cambiado y China y EE.UU. tienen muchas de las cartas?
Hubo un momento muy interesante en el debate en el que uno de los participantes preguntó, “¿Pero estamos tan mal? ¿Por qué tanto pesimismo? ¿No hemos sido siempre capaces de adaptarnos a los nuevos retos? Esto me hizo pensar en la importancia de entender dónde estamos y de dónde venimos para construir las respuestas adecuadas a los nuevos retos que, en un ámbito tan dinámico como la competitividad, van a surgir siempre.
De hecho, esta es una de las funciones principales del Informe de Competitividad de Orkestra: proveer un diagnóstico amplio de nuestra competitividad y bienestar, que nos alerte sobre potenciales amenazas y que aporte datos y análisis a los debates sobre cómo afrontarlas. Entonces, ¿cómo estamos en competitividad y bienestar en 2025? Cuando miramos el conjunto de medio centenar de indicadores que monitorizamos en el Informe, la respuesta no da para tanto pesimismo: en Euskadi vivimos con niveles muy altos de bienestar y, por ahora, no hay señales de declive.
Nuestro bienestar subjetivo se mantiene estable y la vida material registra una tendencia positiva, con un aumento del 7,5% en la renta mediana de los hogares y una reducción de la pobreza y la desigualdad. Además, en los últimos años hemos visto avances sostenidos en el empleo, y el nivel de desempleo está actualmente en mínimos históricos, un hecho que ha venido acompañado por un descenso en la brecha salarial de género por hora trabajada.
Los indicadores sobre vida social, como la satisfacción con tiempo de ocio o la confianza en las personas, también ofrecen una imagen muy positiva, y Euskadi mantiene su liderazgo en aprendizaje permanente y en indicadores de salud, aunque con signos de estancamiento en salud autopercibida. Por último, se observan avances en los indicadores referentes al medioambiente, con un descenso del 12% en las emisiones de GEI y del 8% en la contaminación del aire, aunque aún hay margen de mejora para seguir haciendo frente al cambio climático.
Con respecto a los resultados de competitividad económica, la foto también es mayoritariamente positiva. Como territorio somos capaces de generar alto valor económico, con un PIB per cápita un 15% superior a la media europea y niveles de productividad elevados, aunque la evolución de esta ha sido peor que en Europa en el último año. Esta solidez económica se refleja en la rentabilidad empresarial, con márgenes estables o en crecimiento. Sin embargo, hay señales de un aumento en los costes laborales unitarios del sector manufacturero, que se sitúan por encima de la media europea.
Los resultados de innovación y emprendimiento son tradicionalmente una de las áreas de debilidad para Euskadi, y aunque el porcentaje de pymes que innovan continúa estando por debajo de la media europea, todos los indicadores de innovación y emprendimiento muestran trayectorias positivas.
Es en los resultados de internacionalización donde vemos la mayor señal de amenaza. En 2024, el peso de las exportaciones sobre el PIB cayó del 32,9% al 29,5%, una contracción que también se observa en otros territorios, pero que en Euskadi ha sido más fuerte. Esa tendencia ha sido, precisamente, una de las razones por las que este año hemos centrado el Informe de Competitividad en analizar la conexión internacional como un factor clave de competitividad para la industria vasca.
Es cierto que tenemos retos importantes para mantener nuestra competitividad industrial, y que el nuevo escenario geopolítico exige reforzar nuestra capacidad de competir en mercados internacionales. Pero también es cierto que partimos de una base muy sólida para afrontar estos retos y navegar con éxito los vientos cambiantes de la nueva globalización.
