"Seguridad y salud en el trabajo: de la ergonomía a la psicosociología"

Lourdes Iscar, directora general de Osalan

Lourdes Iscar, directora general de Osalan Foto: Osalan

Por tercer año –y en sintonía con las sugerencias de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo, que ha desarrollado sus campañas 2020-2022 bajo el título ‘Relajemos las cargas’–, Osalan ha desplegado sus campañas de sensibilización sobre prevención los trastornos músculo-esqueléticos (TME) tratando de convencer de que la mayoría de los TME relacionados con el trabajo son problemas prevenibles que se desarrollan a lo largo del tiempo.
En 2020, bajo el lema ‘Si duele, ya es tarde’, acompañado del texto “la solución está en la prevención”, se quiso destacar, por una parte, la principal consecuencia de estos trastornos: el dolor. Y, por otra, se puso en valor la importancia de la prevención como solución para lograr evitar que se produzcan los trastornos músculo-esqueléticos en el ámbito laboral. 
En 2021, con el lema ‘El dolor no entiende de diversidad, la prevención sí’, quisimos destacar que vivimos en una sociedad diversa resultado de fenómenos como la globalización, los flujos migratorios, la estructura demográfica o las diferentes características individuales, y que es necesario entender que vivir en una sociedad diversa proyecta esa diversidad en el entorno laboral y, por ello, exige adaptar la prevención a esa realidad.
Por último, este año, bajo el lema ‘Si no quieres este futuro, tú lo debes prevenir’, enfocamos la campaña a destacar que cuando la persona trabajadora y el o la empresaria –que son responsables de la prevención en sus centros de trabajo– colaboran y corrigen las posturas forzadas, se puede evitar que en el futuro se desarrollen TME.
Cumplido este ciclo, la próxima campaña (2023-2025) de la Agencia Europea se centrará en sensibilizar sobre el impacto de las nuevas tecnologías digitales en el trabajo.
Sin duda, las nuevas formas de trabajo ligadas a los nuevos entornos digitales afectan al estatus laboral de quienes trabajan en –o para– estos entornos digitales. Su acceso a los mecanismos de protección social es todavía muy incipiente, en la práctica; su autonomía laboral es reducida y el control sobre la propia actividad es escaso, salvo excepciones; en general, se da una sobrecualificación pero, a la vez, existe una escasa información y formación sobre el trabajo a realizar y, en la mayor parte de los casos, no hay representación de quienes trabajan en estas modalidades. Además, estas nuevas formas de trabajo deben llevar a establecer los mecanismos de coordinación entre las empresas e identificar el modo en que los trabajos entre las mismas interfiere si todo ello se hace desde un ámbito de trabajo digitalizado. Es decir, la utilización de las nuevas tecnologías genera cambios importantes en las condiciones de trabajo.
Pero, del mismo modo, ya disponemos de herramientas que permiten estudiar dichas condiciones, que no son otras que una identificación de qué pasa, por qué pasa y cuánto daño puede causar a la persona, para proponer medidas preventivas que, dirigidas a los casos concretos de las nuevas formas de trabajo en la era digital, deben necesariamente basarse en la organización: conexiones con las y los compañeros, reuniones presenciales con los equipos y mandos, unas buenas directrices del contenido a realizar (tareas, objetivos); es decir, medidas que minimicen esa sensación de aislamiento. Sin duda, serán estas ideas las que ronden el diseño y el mensaje de nuestras próximas campañas de sensibilización, siguiendo la estela de la Agencia Europea.
Y, aprovechando la oportunidad que me brinda este artículo, anuncio que este será uno de los temas que abordaremos en el V Congreso Internacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que está organizando Osalan, con motivo de su 30º Aniversario, los días 24 y 25 de abril de 2023, en el Palacio Euskalduna, con el lema ‘Asumiendo retos, sumando esfuerzos’, al que invito a participar a cuantos agentes estén implicados en la prevención de riesgos laborales.

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