GUÍA DE LA INNOVACIÓN EN EL PAÍS VASCO 2023 "Mirando al futuro con descaro"

Manuel Salaverria, presidente de la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque

Manuel Salaverria, presidente de la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque

En la Guía de Innovación de 2021 escribí que teníamos que resistirnos a ser rehenes de la crisis. Me refería entonces a los efectos que aún coleaban de la pandemia, pero en estos momentos veo oportuno recuperar aquella reflexión para abordar con la misma determinación una situación económica que desde octubre añade la inestabilidad geopolítica a dificultades que ya estaban condicionando el día a día de nuestras empresas, como la crisis energética, los elevados tipos de interés y el encarecimiento de los suministros por la inflación. Volvemos a atravesar una coyuntura complicada que, insisto hoy, no podemos dejar que condicione nuestras metas, que lastre nuestra visión de lo que debe ser nuestro futuro; Euskadi es y tiene que seguir siendo una región innovadora, un territorio en el que además se genere innovación de alto impacto que se retroalimente para crear riqueza de una manera sostenida y sostenible. 

Que en tan poco tiempo tengamos que hacer frente a dificultades de tal calado (a las que tampoco trato de restar importancia) evidencia que vivimos en una época marcada por la incertidumbre y que, por tanto, debemos aprender a vivir con ella, a integrarla en nuestros planes y previsiones para evitar que nuevas circunstancias sobrevenidas pongan en riesgo nuestro futuro. Y creo honestamente que nuestras empresas están sabiendo hacerlo. Hace muy pocos días, en la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque presentamos la cuarta edición de nuestro informe de innovación, que, por la cantidad de datos y la variedad de fuentes que reúne, es una pieza clave para entender la evolución de la I+D en Euskadi. La principal conclusión del documento es que nos consolidamos como una región de alta innovación que apuesta por la I+D+i. En 2021 la inversión vasca en I+D marcó un récord al alcanzar los 1.647 millones de euros, lo que implicó un crecimiento del 10,5% con respecto al dato anterior. En 2022, según datos de Eustat, la inversión aumentó otro 9%.
Dicho de otro modo; hemos aprendido de nuestros errores y hemos comprobado que mantener la inversión en I+D ayuda a la recuperación económica. Este cambio de mentalidad con respecto a recesiones anteriores, en las que la I+D era ‘sacrificada’ para cubrir necesidades más apremiantes, se debe a que nuestro tejido empresarial otorga a la innovación una cada vez mayor importancia estratégica, que la considera un elemento clave de competitividad y una salvaguarda frente a dificultades esperables o no tan esperables. 

Es cierto, por otra parte, que invertir hoy en I+D requiere también más tino que nunca. La llegada de disrupciones tecnológicas como la Inteligencia Artificial, la computación cuántica o la nanotecnología por citar algunas, añade velocidad a los cambios que ya estaban incorporando a todos los sectores la digitalización y la descarbonización. El desarrollo ‘a tiempo’ de productos y servicios basados en estas ultimísimas innovaciones requiere un acceso fluido a diversidad de recursos, conocimiento, redes, infraestructuras… Pero tenemos compañías que ya están ahí, que mantienen el pulso a competidores internacionales e incluso lideran mercados, y que además forman parte del ecosistema vasco de innovación, una red fuerte y ágil en la que el conocimiento, las buenas prácticas, los medios y las metas se comparten. 
Quiero reparar un momento en la importancia de este ecosistema que hoy, como cuando dio sus primeros pasos hace ya tres décadas, mantiene abiertas sus puertas a todas las empresas vascas. En este ecosistema no importan el tamaño ni los recursos; sólo importa la determinación, querer formar parte de la elite de la innovación europea asumiendo como propios los objetivos de la estrategia de especialización inteligente RIS3, el Plan de Ciencia Tecnología e Innovación (PCTI) y la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Soy consciente de que hay mucho por pelear. Es más, soy más consciente que nunca de que siempre va a haber mucho trabajo que hacer porque, del mismo modo en que la COVID ya modificó el camino, lo imprevisible de las circunstancias económicas y la evolución de tecnología cambiarán todas las sendas que vayamos cartografiando. Por eso es importante aprender a mirar el futuro con descaro, conscientes de nuestra capacidad para hacernos sitio en él. Así que a esas dificultades de las que hablaba al principio yo os animo a contraponer otra realidad; la muestra de la innovación de alto impacto en todos los sectores económicos y su desarrollo ya palpable en Euskadi que un año más reflejan las páginas de esta guía.

Más noticias de Opinión / Iritzia