"La prestación de jubilación de la Seguridad Social: retos a superar"

Olga Ahumada, departamento de Economía Financiera II UPV/EHU

Olga Ahumada, departamento de Economía Financiera II UPV/EHU Foto: UPV/EHU

La jubilación es un tema recurrente que preocupa tanto a pensionistas como a trabajadores: ¿Seguirá revalorizándose la pensión al IPC? ¿Qué pensión cobrará una persona que actualmente esté en activo? Este artículo pretende ofrecer una visión general sobre los problemas actuales que tiene el sistema de pensiones de la Seguridad Social, cómo afectará a las pensiones el reto demográfico que tenemos a futuro, las nuevas propuestas de reforma de las pensiones y si hay alternativas al modelo actual.
La configuración del sistema de pensiones español se basa en tres pilares: el sistema público de pensiones (basado en un sistema de reparto, en el que las cotizaciones de los trabajadores que están en activo, junto con las aportaciones del Estado, sirven para financiar las pensiones existentes en ese momento), el sistema complementario de previsión empresarial y el sistema complementario de previsión individual (ambos basados en un sistema de capitalización individual).
En España, el sistema público de pensiones se configura como el núcleo central del sistema de previsión social y cubre, de media, el 80% del último salario cobrado. No obstante, adolece de problemas motivados por varios factores, de entre los que destacan el factor demográfico (mayor esperanza de vida, que conlleva pagar pensiones durante más tiempo y tener más pensionistas; una proyección de la población con un incremento consecuencia de un saldo migratorio positivo y no por un número de nacimientos superior al de defunciones…) y el factor socio-laboral (si el colectivo de activos va a poder hacerse cargo de las prestaciones de jubilación de los pensionistas, año a año: si se reduce el número de afiliados hay menos recursos para poder hacer frente a las pensiones de ese momento…).
Ya se han llevado a cabo diferentes modificaciones legislativas para poder ir afrontando, entre otros, los problemas expuestos y poder garantizar la sostenibilidad económica del sistema de reparto, pero se están debatiendo nuevas medidas. Una de ellas, elevar a 30 años el número de bases de cotización a tener en cuenta para el cálculo de la pensión. Parece una reforma lógica, ya que el trabajador cotiza durante toda su vida laboral para devengar su pensión, y sería razonable que se tuviera en cuenta, entonces, tanto el tiempo cotizado como su importe para devengar esa pensión. Otra medida que se plantea es incrementar de forma progresiva la base máxima de cotización hasta alcanzar el 30%, pero no en la misma proporción que la pensión máxima (subida de apenas el 3%). 
Se pretende reducir el gasto futuro en pensiones e incrementar los ingresos vía cotizaciones. Sin embargo, este año se revalorizan las pensiones a un IPC del 8,5%, con un incremento estimado del gasto público de unos 15.000 millones de euros. ¿Habría que desvincular entonces el crecimiento de las pensiones del IPC? ¿Es este sistema de reparto sostenible económicamente a largo plazo?
Por otro lado, el colectivo de activos va transfiriendo recursos al Estado para que este abone las pensiones correspondientes y cuando se jubilen devenguen su pensión. Pero sería razonable que, además, se les recompensara con una rentabilidad por esos recursos aportados utilizando, como fuente de financiación, lo que el Estado recauda vía impuestos, y esta variable no está siendo considerada.
Por último, también existiría la opción de llevar a cabo una reforma estructural que conllevaría un cambio en el sistema de financiación, pero la transición, teniendo un gran colectivo de trabajadores a puertas de la jubilación, sería compleja.
Ante este panorama de incertidumbre, más de una persona se habrá planteado realizar aportaciones a un sistema de previsión complementario para ese futuro que está a la vuelta de la esquina. ¿Eres una de ellas?

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