“Confianza y determinación para moldear el futuro que queremos”

Ane Insausti, diputada de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos de Gipuzkoa

Ane Insausti, diputada de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos de Gipuzkoa Foto: DFG

Recientemente, la Fundación COTEC ha hecho público su Mapa de la Complejidad Económica, un ambicioso estudio sobre el tejido empresarial que sitúa a Gipuzkoa como líder a nivel estatal, seguida por Bizkaia y Álava, en un baremo que recoge la diversificación y el grado de desarrollo e innovación. También no hace mucho, conocíamos que Euskadi concentra el 40% de ‘campeones ocultos’ del estado, empresas que forman parte del 'top 3' internacional de su sector pese a ser marcas habitualmente poco reconocidas por la población. Muchas de ellas son de Gipuzkoa, que pese a su pequeño tamaño es líder a nivel mundial en muchos nichos. Asimismo, la Comisión Europea sitúa en su indicador RIS 2023 a Euskadi como región de alta innovación, y la considera un “polo de excelencia” en su contexto.

Traigo a colación estas tres noticias no con afán triunfalista, sino porque nos recuerdan que, en el contexto de incertidumbre que vivimos, debemos apelar más que nunca a los valores y las formas de hacer que nos han permitido construir un tejido empresarial, industrial y tecnológico competitivo y avanzado, compuesto en su mayoría por pymes que han sabido consolidarse en mercados de enorme exigencia a base de saber hacer, excelencia y alto valor añadido. Tenemos que tener muy presente que es esa economía competitiva la que ha hecho posible que Gipuzkoa sea uno de los territorios con menor desigualdad económica y social, generando riqueza y empleo de calidad, y asegurando los recursos para sostener unos servicios públicos y unas políticas sociales punteras.

Los nubarrones de la actual situación son de sobra conocidos: inflación, conflictos geopolíticos, desaceleración de economías tractoras que está provocando a su vez una ralentización en nuestra actividad, impacto de la política monetaria… Estos factores inciden directamente en el día a día de nuestras empresas, en sus márgenes de beneficio, y también en la vida de las familias, que ven cómo la cesta de la compra o las hipotecas se encarecen. A lo acuciante en lo coyuntural, debemos sumarle la necesidad de abordar la transición ecológica, demográfica y tecnológica, que pese a parecer procesos con un horizonte temporal más largo, no lo son tanto y debemos actuar desde hoy para garantizar nuestra competitividad y bienestar futuros. 

Desde la Diputación, afrontamos este escenario en la nueva legislatura con plena confianza en nuestro tejido económico, y con la total determinación de ser un agente facilitador para que nuestras pymes puedan surfear la ola de esas grandes transformaciones. No con una visión paternalista, porque las empresas conocen mejor que nadie sus mercados, fortalezas y debilidades, y los desafíos que afrontan, sino poniendo en marcha proyectos y espacios de trabajo compartido que potencien los activos sobre los que se ha venido cimentando nuestra fortaleza económica: innovación y generación de conocimiento puntero, visión a largo plazo, compromiso con el territorio, vocación emprendedora, colaboración, apuesta por el talento, y arraigo de los modelos de empresa participativos.

Somos conscientes de que una economía competitiva requiere no solo de empresas competitivas, sino de centros investigadores, agentes de apoyo, clústers y personas con esa cualidad. Y las instituciones no estamos exentas. Durante los últimos años, hemos actuado con ambición para transformar nuestras políticas sobre las bases de la colaboración y la experimentación, haciendo de los grandes retos sociales y económicos de nuestro tiempo una oportunidad, y contribuyendo a posicionar nuestra economía en sectores de futuro como la nueva movilidad, la economía ligada a los cuidados y el envejecimiento, las tecnologías cuánticas, las nuevas terapias o la economía circular.

Proyectos impulsados en el marco de Etorkizuna Eraikiz como MUBIL, Adinberri, Basque Quantum, Naturklima o Gantt, que involucran al tejido económico, investigador, formativo y social del territorio, ya están dando fruto, y durante los próximos años vamos a ver cómo multiplican el potencial colectivo de Gipuzkoa y Euskadi. Además, vamos a seguir poniendo especial acento en la transformación de nuestra industria y la cultura del emprendimiento, siempre con la persona como punto de partida, exprimiendo para ello al máximo nuestros recursos económicos y competencias fiscales. De forma que, gracias a la determinación con la que actuamos hoy, leguemos a las próximas generaciones un tejido productivo y perdurable en el tiempo, tanto en lo económico como en lo social y lo medioambiental.

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