"Alta inflación y altos tipos de interés"

La inflación desatada tras la salida de la pandemia, y acelerada el pasado año, es un quebradero de cabeza para los responsables de la política económica y, también, para quienes se ocupan de las compras y las finanzas en las empresas. Diferentes circunstancias han contribuido a que los precios estén disparados en nuestro entorno: factores ligados a la recuperación pospandemia, los problemas en las cadenas de suministro, la escasez de algunas materias primas, la invasión de Ucrania y la recuperación de márgenes. Y todo ello crea incertidumbre en las empresas a la hora de  tomar decisiones de inversión futura, por lo que la labor de los bancos centrales vuelve a ser fundamental para recuperar la estabilidad de precios y la estabilidad financiera. Aquí es donde entra en juego el alza de los tipos de interés oficiales, herramienta que busca un ‘enfriamiento’ de la economía, en un difícil equilibrio para no pasarse de frenada y llegar a la desaceleración. Las expectativas indicaban, siguiendo lo que ocurría en Estados Unidos, que los tipos se iban a relajar, una vez que la inflación parecía comenzar a volver a niveles aceptables. Pero tras el verano, los precios han vuelto a remontar y este episodio de precios altos tiene aún un final no cercano, lo que ha hacho al BCE volver a subir el interés del dinero hasta el 4,5%, a la espera de ver si será el techo máximo. Un escenario complicado para los meses que quedan de ejercicio.

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