El consorcio vasco ultima la compra de Ayesa para devolver Ibermática a Euskadi
- Begoña Pena
- 05-Diciembre-2025
Foto: Archivo
La CAV está a punto de recuperar el arraigo de una de sus grandes compañías tecnológicas. Así lo confirmaba recientemente el consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno vasco, Mikel Jauregi, quien declaró que el acuerdo para adquirir la división tecnológica de Ayesa (que integra a la histórica Ibermática) avanza “con absoluta claridad” y podría cerrarse antes del 31 de diciembre.
“Nos comeremos las uvas con el acuerdo cerrado”, afirmó, subrayando la exclusividad que ya tiene el consorcio vasco, liderado por BBK, Kutxabank y el propio Gobierno vasco, para culminar la compra.
La operación, valorada en torno a 500 millones de euros, busca consolidar una empresa clave en digitalización, ciberseguridad, inteligencia artificial y programación en el territorio. Y aunque actualmente ya cuenta con recursos comprometidos (100 millones de BBK y otros 100 millones de Indar), “y dispone del ‘cash’ necesario para afrontar la operación”, mantiene la puerta abierta a nuevos socios, con el fin de ampliar ‘la cuadrilla’. El ‘ticket’ mínimo para entrar en la ronda es de diez millones de euros, según avanzó el consejero Jauregi.
Ayesa, cuyo 70% está en manos del fondo ACME y el 30% en la familia Manzanares (en conversaciones para mantenerse en la nueva compañía), eligió la propuesta vasca frente a otros grandes fondos internacionales como HIG o Blackstone. La exclusividad se prolonga hasta fin de año, periodo en el que el consorcio negociará en exclusiva la recuperación de la compañía, perfilará el accionariado y el pacto de socios, incluido un futuro socio industrial que aporte conocimiento del sector.
La operación permitiría rearraigar en Euskadi una compañía con unos 2.000 trabajadores en Miramón (San Sebastián), Zamudio (Bizkaia) y Vitoria. El futuro emplazamiento de la sede (Donostia o Zamudio) será una cuestión que se decidirá tras el cierre de la compra.
El movimiento también tiene un alto valor simbólico: supondría recuperar una firma nacida en Gipuzkoa en 1973 y cuya mayoría accionarial Kutxabank perdió en 2013 por exigencias del Banco Central Europeo. El Gobierno vasco insiste en que el objetivo es claro: que una empresa tecnológica con raíces vascas y liderazgo en sectores estratégicos mantenga y refuerce su arraigo en el territorio.

