Una fuente para cada proyecto, según el riesgo y la necesidad

Desde finales de 2014 se viene observando una evolución positiva de la disponibilidad de financiación para las empresas gracias, en buena medida, al crecimiento de las inversiones, a la mejora de las condiciones de acceso al crédito y a unas previsiones económicas positivas. Sin embargo, advierten los expertos, los proyectos de inversión se acogen con más cautela que hace unos años “porque no todo el papel soporta proyectos de futuro”, se afirma. Así, se abren oportunidades en la financiación de aquellas empresas que están incrementando sus niveles de ventas y que requieren mayores niveles de liquidez para abrir o ampliar mercados. Cuesta algo más la financiación de proyectos que conllevan mayor riesgo, los que van grapados al concepto de innovación, de la mano de jóvenes emprendedores o de microempresas, si bien el 67% de los préstamos participativos otorgados el pasado año por Luzaro fue para financiar proyectos “bonitos, de futuro, con valor añadido, liderados por gente joven”, aseguraba a comienzos de este año su todavía director gerente Rafael Salsamendi.
Sabido que cada proyecto es distinto, desde el ICO su directora general de negocios, Charo Casero, recomienda adaptar cada fase del mismo a la fuente de financiación más adecuada, sea a través de business angels, capital riesgo, garantías recíprocas, los mercados de capital o las entidades financieras.

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