Longevidad, resiliencia, flexibilidad y agilidad distinguen a la empresa familiar

Un estudio elaborado por KPMG para el Instituto de la Empresa Familiar apela a preservar como ‘un bien social’ este modelo de organización empresarial

Debate entre Carlos Flores (Construcciones Balzola), Mª Luisa Guibert (Algeposa), Gaizka Zulaika (Aefame) y Juanjo Cano (KPMG).

Las empresas familiares poseen elementos distintivos que las diferencian y convierten en un bien social a preservar. Las más avanzadas, además, identifican sus capacidades distintivas y trabajan para aprovecharlas y catalizarlas. Así se desprende del estudio realizado por KPMG para el Instituto de la Empresa Familiar, que fue presentado en Bilbao por la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi (Aefame). La presentación incluyó un debate abierto en el que María Luisa Guibert, del Grupo Algeposa, y Carlos Flores, de Construcciones Balzola, relataron sus experiencias en torno a algunas de las cuestiones abordadas en este estudio.
Según las conclusiones obtenidas por KPMG, no existe un modelo único de empresa familiar aunque hay ciertos rasgos que las definen y se repiten en todas ellas: longevidad, resiliencia, flexibilidad y agilidad. Algunas de las claves diferenciales de las empresas familiares más avanzadas, que las distinguen de las empresas no familiares y marcan la diferencia, tienen su origen en el modelo de gobierno corporativo, centrado en el largo plazo y en el compromiso real del propietario con el proyecto empresarial y su sostenibilidad. Sus prácticas en materia de gestión de personas se caracterizan por la existencia de un ‘contrato social’ implícito entre empresa y empleados. Su gestión financiera está basada en la prudencia, entendida en clave de asunción de riesgos con un margen de seguridad.

Su gobierno corporativo y

la gestión financiera y de

las personas, les distingue

El estudio pone de manifiesto que las características de la empresa familiar excelente son un bien que debe ser preservado por sus efectos sociales beneficiosos, entre los que se destacan unas relaciones laborales de más calidad y su inversión en activos no tangibles. Como dato, el 20% de las mayores compañías españolas por facturación son empresas familiares.

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